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<<Entrevistamos a Carla Montero, tras la publicación de su nueva novela “El Viñedo de la Luna”. Carla es licenciada en Derecho y diplomada en Administración de Empresas por ICADE. Su gran afición siempre ha sido escribir y el sueño de ver una novela suya publicada lo cumplió al ganar el Premio de Novela Círculo de Lectores con Una dama en juego (Círculo de Lectores/Debolsillo), que tuvo una espectacular respuesta por parte de los lectores. Con su segunda novela, La Tabla Esmeralda, se consolidó como una de las nuevas voces de mayor éxito entre el público de nuestro país, con más de 100.000 ejemplares vendidos y siendo traducida en países como Francia, Alemania, Polonia e Italia. Desde entonces ha publicado La piel dorada (2014), El invierno en tu rostro (2016), El jardín de las mujeres Verelli (2019) y El medallón de fuego (2021), todas ellas en Plaza y Janés.>>

¿Quién es Carla para quien no conozca tu trayectoria?

Carla: Soy una escritora de novelas de ficción, acabo de publicar mi séptima novela en papel, tengo una más en formato audiolibro y algunos, relatos también escritos. Llevo unos 15 años escribiendo más o menos. Y nada, pues aquí estoy presentando mi última novela que acaba de salir el 11 de enero, “El viñedo de la luna”.

Comenzaste con tu primera novela “Una dama en juego” ¿Qué recuerdos guardas de aquella historia?

Carla: Bueno, pues con una “Una dama en juego” hombre, para mí es una novela muy especial, que es la novela que me da entrada al mundo de la publicación. Con ella gané el premio círculo de lectores, qué bueno, desgraciadamente, es un premio que ya no existe. Luego fue como si fuera la primera o la segunda convocatoria que se hizo de ese premio. Era un premio muy especial porque iba dirigido a autores que no habían publicado nunca y por eso yo me decidí a presentarme. Y también porque era un premio votado por los lectores asociados del círculo que los que querían, se inscribían para recibir las novelas finalistas y decidir cuál era la que más le gustaba. Y eso fue lo que realmente me animó a decidir intentarlo para ver si mi novela merecía la pena o no publicarse. Esto fue en el año 2009 y bueno, gané el premio y desde entonces aquí estoy. Por lo tanto, para mí es una novela muy especial.

Ahora presentas “El viñedo de la luna” ¿Desde cuándo llevas gestando esta novela?

Carla: Pues en esta novela, la idea surge quizás un par de años más o menos. Ya desde hace tiempo quería escribir algo sobre vino. Me gusta el vino como bebida, pero también entiendo que va más allá de eso. El vino es historia, cultura, tradición, como ocurre en muchos casos en los países del Mediterráneo. Bueno, hablamos aquí de España o Francia, donde está situada la novela, que forma parte de la esencia de los pueblos. En ese caso, es algo que, sin duda, yo sabía que debía haber muchas buenas historias dentro del vino, ¿no? Yo solo tenía que encontrar una y bueno, como digo, hace un par de años me di cuenta de que dentro de lo que es el mundo de la de la Segunda Guerra Mundial. Si uno quiere hablar de vino, se encuentra con un hecho muy interesante, como es lo que ocurrió en Francia durante la ocupación alemana, donde podemos hablar prácticamente en un expolio del vino.

¿Cómo surge el nombre de la novela? ¿Qué relación tiene la luna con el viñedo?

Carla: Bueno, son varios los motivos para escoger este título. Quizás lo más obvio es que el viñedo está en una bodega, que es también la protagonista de la novela, en la que se desarrolla toda la acción. El claro de Luna, que es como se llama la bodega por tanto, ahí está la relación más directa. Pero, por otro lado, también es que la luna tiene una importancia tremenda en el cultivo de la vid hoy en día. La tiene porque tradicionalmente los viticultores y en general los agricultores siempre están muy pendientes de los ciclos de la Luna, para todo lo que son los trabajos del campo, ¿no? Entonces, ellos dicen que, como a las mareas, la luna también mueve la savia detrás de la planta dentro de la vid, en este caso, por tanto, es importante tener en cuenta en qué fase lunar nos encontramos, pues para poder podar, para sembrar, entonces la luna hoy es muy importante. Por tanto,  desde hace tiempo y ahora una recupera ese protagonismo, pues con todas estas corrientes de agricultura psicológica.

Lo que se denomina los ciclos de la luna, los ciclos lunares…

Carla: ¿Los ciclos de la luna? Sí, sí, sí. Los agricultores desde luego están muy pendientes. En particular, yo tengo en cuenta si son agricultores que siguen un poco los principios de la agricultura orgánica ecológica, están muy atentos a los ciclos de la Luna para atender a la planta, en este caso, como señalo, la vid.

Y a título personal sigues los ciclos de la luna, tanto para escribir una nueva historia o a la hora de la publicación…

Carla: —Entre risas—. No, no, no. No estaría mal, la verdad, pero ahora que lo has planteado es una idea bonita, pero en general lo que se suele seguir son más bien los ciclos del mercado y estamos ahí, ¿no? El mejor momento para salir a la calle, podría ser una campaña de Navidad y asientos de feria, pero esta vez hemos elegido una fecha que no se haya publicado nunca, que es a principios de año, que es en terreno nadie, ¿no? Por lo tanto, no es ni campaña de Navidad, ni feria, pero que la verdad es que nos está funcionando también muy bien. Yo creo que al final, cuando hay una buena historia y, aunque es verdad, que después de 15 años, como digo publicando, pues ya tengo mi base de lectores, que están esperando a que saque una novela y entonces da un poco lo mismo, también en qué momento lo hagas.

Hemos estado comentando el mundo vinícola, me comentas que te apasiona la Segunda Guerra Mundial ¿Qué es lo que te apasiona de este marco temporal? ¿Por qué Francia y Alemania?

Carla: Bueno, esta es ya mi cuarta novela sobre la Segunda Guerra Mundial, aunque, es cierto que cuanto más investigas un tema, cuanto más escribes sobre él por pura lógica, pues salen un montón de historias. Posiblemente, dentro de la novela que estás trabajando, no es el momento de contar, pero que te vas guardando para otras ocasiones.  Es verdad que a mí el momento histórico me resulta muy atractivo, es un momento que no acabo de comprender del todo y del que tengo de la sensación de que por mucho que investigo, y aunque llevo muchos años trabajando sobre él, desconozco un montón de cosas.

Sobre todo, lo que no comprendo es cómo es posible, algo que ha ocurrido hace relativamente poco. Hablamos de que no llega  a 80 años. La gente cada vez menos parece que lo vivió y todavía está viva. ¿Cómo es posible que, en un mundo muy parecido al nuestro, con más o menos la misma escala de valores, con los mismos conceptos morales, podría ocurrir algo como lo que pasó? Pero bueno, uno puede asumir que sí hablamos de esa guerra de roma. ¿no? Esa brutalidad, ese salvajismo, está como distante para nosotros, pero en este caso, pues, hablamos de gente muy cercana, ¿no? Sin embargo, pienso que en esa necesidad, en ese afán de explicar lo que ocurrió y, sobre todo, cómo lo vivieron, las personas que lo vivieron, las personas corrientes, las que no aparecen en los libros de historia. Al final, creo que los lectores y yo, como lectora y como autora, nos podemos identificar más fácilmente cómo ellos fueron capaces de vivir en ese tiempo tan dramático, no solo vivir, sino de sobrevivirlo y de una vez que había pasado, pues, poder seguir adelante.

Y de contarlo de manera natural, para que nosotros lo podamos escribir para contar esas historias…

Carla: No, no, desde luego. Yo creo que, a la hora a la hora de escribir, sobre todo para mí es muy, importante, la historia es fundamental, los lugares son significativos, pero sobre todo para mí lo más relevante son los personajes. Esos personajes que al final es necesario que el lector se vea reflejado en ellos en un momento determinado. Hombre, por supuesto, si hablamos de héroes, pues igual puede resultar más fácil, pero incluso también cuando hablamos de los personajes que están destinados a desempeñar el papel de villanos en todas las camas, tienen que tenerlas para poder avanzar. Yo creo que también es importante, que se pueda empatizar fácilmente con ellos, pero por lo menos que el lector también comprenda, que entienda por qué han llegado a esa situación.

Asimismo, para entender por qué se comportan de esa manera y que, en definitiva, pues eso sean personajes que de algún modo interpelan a al lector y le preguntan, ¿oye tú qué hubieras hecho en mi lugar? Y eso se consigue, como tú bien dices, cuando se les presenta de una manera muy natural, de una manera cercana. Son personas cotidianas que, con una vida, en principio, pueden ser similares a la nuestra. A lo mejor no hablamos de los grandes generales, de los grandes políticos, que estamos en torno a la Segunda Guerra Mundial, sino, pues, es un paradero borgonico, un viticultor de borgoña, una ama de casa de París. Bueno, gente con la que, en un principio, aunque han vivido un momento diferente, pues, son de hace 80 años, nos podamos sentir identificados con ellos. 

Inclusive has introducido a los judíos en una historia de alemanes, francés y españoles ¿Cómo ha sido entremezclar todas nacionalidades?

Carla: Sí, bueno, la documentación en general, ¿no? Ya no solo para el hecho de entremezclar nacionalidades, cada una con sus particularidades, con sus problemas. Además, hablamos de otros políticos con el problema propio del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial. Aldara, que ha sido la protagonista, es una chica española que llega a Francia huyendo de la guerra civil. Ella es una recogida como fueron muchísimas mujeres españolas en ese momento. Estamos en Francia, con lo cual también hay que hablar de las propias características del pueblo francés y de cómo viven ellos, la guerra y la posible ocupación. Todo al final requiere una documentación muy extensa y sobre todo una documentación muy detallada.

Me gusta decir que lo que hago es casi una labor de minería a la obra, a la hora de documentar, porque tienes que ir más allá de los grandes datos, las grandes batallas con lo que aparecen a primera vista en los libros de historia e incluso, pues, es un primer vistazo en la Wikipedia. Tienes que apartar todo eso que sería las grandes piedras, ir a buscar el diamantico y para mí el diamantito es todos esos detalles de la vida cotidiana que me permiten construir los personajes, porque, aunque son personajes de ficción, están basados en personas e historias reales y construir el escenario.

Entonces digamos qué, a lo mejor, me puedo tirar tres días buscando la marca del medicamento con el que trataban las acciones o qué tipo de cigarrillos fumaban o cómo funcionaba el transporte público, cómo funcionaban las cartillas de racionamiento, el cómo vivían las personas que huyen de España y se encuentran como refugiados en Francia. Además, de cómo era su día a día, ¿no Y todas esas cosas al final tienes que hacer una investigación muy en profundidad que solo se encuentra en fuentes muy, muy específicas, muy, muy detalladas, no se encuentra, como digo, en los libros de historia, así generalista.

Incluso de páginas, dónde llegaron los refugiados, a qué campamentos…

Carla: Sí, sí, sí, bueno, todo lo que es la historia, de los refugiados españoles, de su paso por Francia. A mí me gusta investigarlo bien para construir el personaje de Aldara, ¿no? Ver lo que ocurre desde el momento en que llega y ver también cómo lo recibe la sociedad francesa, cómo los percibe, ¿no? Aunque bueno, para nosotros eran gente cercana, pues podían ser nuestros vecinos,  pero para ellos eran extraños. Eran gente que, en principio, pues, venía a un poco a chupar entre comillas, del estado francés y no sabían qué hacer con ellos. Lo que querían era quitárselos de encima.

Bueno, pues, todas esas relaciones que se establecen entre los españoles y los franceses, cómo los alojan, cómo los acogen, cómo los alimentan, cómo los distribuyen. Por ejemplo, a los hombres los mandan a los campos de refugiados, a las mujeres y los niños, pues, les buscan otro tipo de alojamiento, pero en principio separan a las familias. Bueno, pues todo ese periplo que tuvieron que hacer hasta que más o menos se asientan dentro de la sociedad francesa, el intentar que quede reflejado en la novela, que aunque no es la trama principal, pero sí que es importante porque son las circunstancias del personaje protagonista.

Sin embargo, a Aldara no le gusta mucho hablar de su pasado en España durante el trayecto de la novela…

Carla: Sí, Aldara es una, es una chica que nosotros empezamos a conocer a medias porque desde el primer momento el lector se va a dar cuenta de que ella oculta algo y ella tiene un pasado del que no le gusta hablar. Sin embargo, no le gusta contar y no tiene que ver con la situación política en España o con la guerra civil en sí mismo, sino con su propia trayectoria vital. No obstante, no vamos a saber mucho de ella hasta el final de la novela.

Pero sí que la vamos a ir conociendo por cómo ella evoluciona desde que llega a ese viñedo en Borgoña, a esa gran bodega de manos de su marido. Dentro de un matrimonio precipitado, pues la vemos como una chica tímida, un poco perdida, que no sabe muy bien cómo lidiar con su familia política, con las circunstancias, con la invasión, con la ocupación. Vamos a ir viendo cómo en el fondo, es un personaje fuerte, personaje curtido y por las circunstancias, pues va a ir sacando pecho y va a ir desenvolviéndose y desvelándose como un personaje muy fuerte.

Me has comentado también que la historia se centra en la comarca de Borgoña, especialmente en la localidad de Baune ¿Qué te lleva a enmarcarlo en Baune?

Carla: Yo tenía que escoger un lugar cuando decidí que la novela iba a girar en torno a Francia y pensé que lugar dentro de todo Francia sería mejor para ambientarlo, pues efectivamente hay 3 grandes zonas muy importantes, vinícolas en Francia, que son Burdeos, Champagne y Borgoña y bueno, yo tenía que optar entre esas tres. 

Burdeos, en principio, la descarté porque, aunque es una zona interesantísima, la idea que nosotros tenemos del gran Château bordelés,  es que tienen una forma de entender similar. Tanto el cultivo de la vid como la elaboración del vino se acercan a un concepto de vino muy parecido a cómo la tenemos aquí en España, como pueden ser las zonas de La Rioja o del Duero, porque la gran mayoría de las bodegas tradicionales españolas, la fundó gente que venía de Burdeos. Entonces tiene una forma muy similar de proceder y yo quería también que el lector descubriese algo nuevo, algo completamente diferente.

La zona de Champaña también la descarté porque, aunque para los franceses el Champaña es vino, pero lo entendemos como si fuera un vino diferente y lo introducimos dentro de la variedad de los espumosos y parece que es distinto.

Por lo tanto, me quedaba Borgoña, que en cuanto me puse a investigar un poquito, me he dado cuenta de que era algo una región fascinante, por ser diferente. Para empezar, es una zona en la que son los vinos más prestigiosos del mundo, los vinos más caros del mundo. Es decir, ya tiene un aura de glamur que la rodea. Después, por las propias características que tiene en el ámbito de la orografía, de cómo es el paisaje de las vides, de cómo ellos entienden el vino, la elaboración, el cultivo de la vid, por lo que tienen unas particularidades que la hacen diferente a otras zonas. A continuación, también me ofrecía algunas características interesantes para mi novela, como por ejemplo: es una zona que está cerca de los montes Le Morvan. Dentro del paraje de Le Morvan, fue un refugio muy importante para los Maquis durante la Segunda Guerra Mundial, por esa razón, de cara a tratar también el tema de la resistencia, pues me venía muy bien su localización. Hubo varios factores que, desde luego, es el que más peso tiene y con una importancia de la zona vinícola y luego, pues, que es una zona muy bonita, de paisaje, de cultura, de arte, de gastronomía, tiene todos los buenos ingredientes para hacer una novela.

¿Te consideras una buena catadora de vinos?

Carla: A ver a mí me gusta el vino, como he dicho anteriormente —entre risas—. Y bueno, cuanto más sé de vinos,  me doy cuenta de lo poco que se sabe. Es un mundo complejísimo en el que tiene multitud de facetas, desde la cata propiamente dicha hasta la elaboración, la historia y a veces te das cuenta de que está muy parcelado. Alguien puede ser un enólogo maravilloso y saber mucho acerca de del producto y de la elaboración del producto y, sin embargo, a lo mejor desconoce cuál es la historia del vino como tal. O puedes conocer muy bien la historia, tener nada más que unas nociones de la elaboración.

Yo como catadora es verdad que desde hace años es un mundo que me ha despertado mucha curiosidad, entonces procuro conocerlo, procuro informarme y procuro catar los vinos, pero no me considero ni mucho menos ser una experta. Bueno, sé más o menos los que me gustan y los que no, puedo identificar, algunos unos sabores, algunos aromas, pero, estoy muy lejos de ser una experta y en cuanto a la enología, pues me pasa lo mismo. Como comento, es mundo muy complejo, es muy técnico, también, tiene una parte de química muy importante, entonces conocerlo en profundidad requiere muchísima, muchísima dedicación.

Sin desvelar mucho más de la historia, para que los lectores lean su libro, el teniente Hubert también cobra protagonismo…

Carla: Sí, es otro de los personajes, pues casi también es el protagonista con respecto a Aldara. Para mí ha sido un personaje interesantísimo, aparte de que yo llevo trabajando varias novelas con este tipo de personajes que están ahí en el filo de la trama. Hubert es un buen personaje, que conecta bien con el lector, pero es un teniente alemán y lo que eso supone en Francia, con lo que supone en la Francia herida, en la Francia ocupada. Y cuándo tiene esos claroscuros de esas personas, de esos animales que funcionan al nazismo y que en un principio apoyan el ascenso al poder de Hitler.

Pero está claro que llegó ahí, en el año 1932 y 1933, apoyado por unas elecciones, con lo cual tuvo el apoyo mayoritario del pueblo, pero bueno, en el año 32 y hasta el año 45 pasan muchos años; aun así, también pasan muchas cosas. Y lo que yo he descubierto tras mis investigaciones es que se producía una evolución, no en esa mentalidad del alemán. De igual manera, va cambiando cómo se percibe el nazismo, cómo percibe las jerarquías; por tanto, se empiezan a dar cuenta de lo que supone, ¿no? 

Primero con la persecución de los judíos, luego con estallido de la Segunda Guerra Mundial y ese tipo de personajes que tienen muchos dilemas morales, porque al final ellos son alemanes, en muchos casos son patriotas, pero no son necesariamente nazis. Sin embargo, están luchando por un gobierno que es durante esa era es nazi, a veces porque no les queda más remedio y cuando les llaman a filas, muchos lo hacen por convención. Después de indagar un poco esa mente del debate a pie, ya sea pactado o lo sea, de las CSS, ya sea del Ejército, ver un poco las distintas visiones que hay y Hubert te aporta una de esas visiones. Como digo, para mí son personajes muy interesantes, porque es muy difícil de entrar en la mente de esas personas e intentar dibujar un personaje que sea coherente y creíble.

Al principio le cuesta adaptarse al Claire de Luna, pero después lo acaba haciendo muy fácilmente…

Carla: Claro, sí, sí, hay que entenderlo, ¿no? También es un chico muy joven, llega a un sitio donde al principio tienes el rechazo de los habitantes y de la población porque tú eres el invasor y eres el que les ha vencido en la guerra y, por tanto, eres el enemigo. Entonces lo primero que recibe es el rechazo. Luego, a base de conocerlo, se dan cuenta de que no todos los nazis son unos desalmados, simplemente son, pues, chicos que se han visto abocados a esa situación o ir motivados por las circunstancias al lugar donde están y, al final, son personas más próximas a ellos de lo que parece. 

Esto formó una situación que era bastante actual en la Francia ocupada, porque los franceses que se vieron conviviendo codo a codo con los alemanes, incluso en muchos casos, como se refleja en la novela, metidos en sus propias casas. Ya que claro, la administración alemana desplazaba a la ciudad un frente de efectivos, para poder gestionar el país y gestionar la ocupación.

Todos estos efectivos había que alojarlos entonces en las grandes ciudades, pues sí que había una infraestructura hotelera más o menos amplia como para poder hacerlo, pero en las zonas rurales no.  Por tanto, dónde los alojaban eran casas particulares, por lo que ahí se podía ver cómo eran esas relaciones e intentar explorar, qué se pasaría por la cabeza de los franceses y además eran más las francesas porque eran las mujeres las que estaban al frente de las casas y de los otros animales también es muy interesante. 

Carla, ¿con qué personaje te identificas de la trama y por qué?

Carla: Bueno, en realidad con ninguno —entre risas—, porque es cierto que todos son como mis hijos, luego al final son personajes que están creados al servicio de una trama de una ficción.  Sin embargo, yo lo que trato es de crear distancia con ellos, de no identificarme con ninguno. Es verdad que es inevitable porque son personajes que nacen de mí y a veces es inevitable que tengan cosas mías, pero son cosas que las dejo, de forma inconsciente, y que quedan tanto a los personajes masculinos como a los femeninos. Últimamente, yo me he dado cuenta así de presentar y hablar de mis novelas, que es curioso, como todas mis protagonistas femeninas, les encanta el chocolate y es porque a mí me encanta el chocolate —entre risas—. Por tanto, ha sido un rasgo que les haya dado deliberadamente.  Aun así, ahí ha quedado el rasgo y pues anda, pues es verdad, es que a todas nos gusta el chocolate. Bueno, va quedando en esas cosas, pero yo procuro, como digo, tomar distancia y que no se parezcan a mí, que tengan su propia personalidad, pero también adaptar lo que yo quiero contar a la historia y a la época. Entonces, pues, no puedo decir que me siento especialmente identificada con ninguno.

Por último, Carla. ¿Qué nos puedes avanzar de tus próximos proyectos?

Carla: La verdad es que ahora mismo no tengo nada en concreto, estoy totalmente enfocada con la promoción, que se prolongará como mínimo hasta después de la Feria del Libro aquí en Madrid, es decir, hasta junio. Y no me he parado a pensar nada. También es verdad que me gusta darme un tiempo, pues para lo mismo iba a decir para desintoxicarme que es una palabra que tiene unas connotaciones negativas. No, no es que necesite desintoxicarme de la historia, pero sí que, como con los personajes, hay que tomar cierta distancia porque, hombre, son muchos meses de convivencia muy intensa con la trama, con la época, con los personajes. Y me gusta tomar esa distancia para poder abordar el proyecto nuevo, siempre hay ideas. Como decía antes, mientras estás investigando con otras historias, aparecen ideas que yo me voy reservando ahí en el cajón de las ideas, como lo llamo. Y bueno, solamente hay que sentarse, escoger alguna y empezar a desarrollarla.

<<Para finalizar la entrevista, desde «Afondarenlacultura» damos las gracias a «Carla Montero» por su tiempo y dedicación, también por su libro «El viññedo de la luna» y también estaremos atentos a sus próximos proyectos.>>

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