Gracias a BMG y la Fundación Paco de Lucía llegan a nuestros días estos primeros registros sonoros que Antonio Sánchez Pecino, el padre de los artistas, y Reyes Benítez, principal valedor de los hermanos y custodio de las grabaciones, recogieron entre 1959 y 1960 en un magnetofón Grundig. Unas sesiones de grabación en Algeciras, primero en la casa familiar de los Sánchez y después en la silenciosa casa de la madre de Benítez, de las que se conocía su existencia; pero no su paradero. Hasta que Quique Benítez, hijo de Reyes, las redescubrió en 2022.
Por tanto, gracias a esta colaboración entre BMG y la Fundación Paco de Lucía nos permiten viajar a los comienzos más humildes y hogareños de un genio que supuso un antes y un después en la guitarra flamenca. Esa es la sensación que deja la escucha de Pepito y Paquito. Un álbum que nos descubre una serie de grabaciones musicales rudimentarias de Paco de Lucía y junto a su hermano mayor Pepe con 11 y 13 años respectivamente. Un tesoro escondido durante medio siglo que se hallaba oculto en forma de antiguas bobinas, resguardadas dentro una lata de carne de membrillo. La rocambolesca historia de un documento sonoro que nos traslada a una época de necesidades e ingenios para salir de la pobreza a través del arte.
Pepito y Paquito supone un trabajo de arqueología musical con un valor histórico descomunal. Un total de 21 canciones recuperadas y restauradas con el uso de nuevas tecnologías para componer un LP que concibe la precuela artística de ambos hermanos; antes de su revolucionaria irrupción en el I Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera en 1962 y de sus primeros discos como Los Chiquitos de Algeciras. Un álbum que ya está a la venta, tanto en formato físico en CD y vinilo como en todas las plataformas digitales.
Sin embargo, Pepito y Paquito es una ventana sonora en la que observamos a dos niños divirtiéndose tocando y cantando de manera natural y festiva. A su vez, su inherente talento proyecta la alargada sombra del legado que desarrollarían en sus respectivas carreras como dos iconos del flamenco contemporáneo, especialmente la de un maestro universal de la guitarra.
La influencia de Niño Ricardo queda patente en el toque de Paco de Lucía desde temprana edad; pero su virtuosismo y genialidad se revela tocando como un adulto a pesar de ser un infante. Además, dominando varios palos del flamenco ya que en estas 21 canciones se recogen Bulerías, soleares, cuplés, rumbas, fandangos, tangos, seguiriyas, alegrías y hasta villancicos.
“A pesar de todas las posibilidades descubiertas en nuestro instrumento a lo largo de las generaciones, no es sorprendente escuchar al maestro Paco a los 12 años ya a la caza del siguiente nivel de lo que podría ser. De hecho, según estas grabaciones ya estaba allí en muchos sentidos”, comenta el respetado guitarrista de jazz estadounidense Pat Metheny al referirse a la figura de Paco de Lucía en su niñez a raíz de estas grabaciones.
No obstante, Pepe es protagonista esencial en Pepito y Paquito. Su cante es puro desgarro, pasión y brillantez. Entendemos de dónde vino la admiración y valoración que generó su potencia vocal en los primeros años de su carrera. Y se vislumbra la posición privilegiada que alcanzó en el flamenco tanto acompañando a Paco como en diversos proyectos en solitario.
Además, se da la coincidencia que Pepito y Paquito se convierte en el primer disco que grabaron juntos Pepe y Paco y que a su vez es el último de sus dilatadas trayectorias flamencas. Para Pepe también representa un broche de oro para quién siempre dedicó amor, cariño, orgullo y respeto siendo testigo en primera persona del éxito de su hermano pequeño. Al mismo tiempo reivindica su propia figura propia dentro del cante flamenco con una voz personal y llena de sentimiento transmitiendo emociones crudas y honestas.
Hace una década del fallecimiento de Paco de Lucía. Con Pepito y Paquito se conmemora una efeméride que nos recuerda la genialidad de un artista con el que hubo un antes y un después en el mundo de la guitarra flamenca que aún llora su pérdida. Sus dedicación, talento e innovación le convirtieron en el guitarrista más universal del flamenco atreviéndose con fusiones que, sin traicionar a la tradición, son ahora santo y seña de la música compuesta con seis cuerdas.
En Pepito y Paquito visitamos una infancia musical en la que se siente lo que más tarde Paco llegaría a ser puliendo una técnica que ya asombraba desde sus primeros años y que ahora descubrimos como si nunca se hubiera marchado.
Por ende, la cultura española sigue más viva que nunca con este homenaje. Así que personalidades del flamenco y la cultura no dejaron pasar la ocasión de acompañar a Pepe y los hijos de Paco de Lucía en un evento privado en el madrileño Hotel Thompson ayer, que se transformó en una improvisada fiesta flamenca llena de arte y duende. Acudieron artistas de todas las generaciones como Eliades Ochoa, Masiel y La Plazuela entre otros, además de cantaores de la talla de David de Jacoba, bailaores como Farru, también estuvieron figuras de la guitarra como Yerai Cortés, Paco Soto y Pituquete. Un encuentro de cante y toque que culminó con un esplendoroso Pepe cantando diferentes palos del flamenco con su maestría habitual.
<<Desde «AfondarenlaCultura» invitamos a «BMG & Fundación Paco de Lucía» que se pasen por la ventana de nuestra web para hacerles una entrevista más personal y que nos cuenten como ha surgido este disco «Pepito y Paquito»>>
