<<Entrevistamos a la barcelonesa María Rodés, tras la publicación de su nuevo disco «Lo Que Me Pasa». Maria Rodés es una compositora y cantante española, con un estilo que mezcla la canción de autor con la experimentación a nivel compositivo y sonoro. Con una prolífica obra, ha publicado diversos trabajos en solitario y uno bajo el nombre artístico Oníric. Respecto al nuevo disco, por un lado, la tensión del tema que vertebra este álbum y que ya anunciaban los diversos singles que precedieron el lanzamiento de «Lo Que Me Pasa»: la obsesión romántica, ese lugar donde el amor se confunde con la fe y la entrega se vuelve condena, inspirada en la historia de Lidia de Cadaqués, una mujer real (hija de una bruja) que padeció erotomanía. Por otro lado, la libertad estilística que abraza Rodés en un ejercicio de impunidad creativa que resulta apabullante por la naturalidad con la que nuestra otrora cantautora folk juega con las texturas electrónicas y tritura estilos como la rumba, el flamenco, el reguetón, la bachata, el synthpop o la bossa nova.>>
La última vez que estuviste por la web, ha llovido bastante y estabas publicando “Lilith”, ¿qué sensaciones tienes desde ese disco hasta ahora?
María: Siento que siempre estoy aprendiendo en el oficio de escribir canciones. Es un aprendizaje que no termina nunca, y eso es algo que me gusta: cada disco me enseña cosas nuevas. Quizá ahora escribo más sobre el amor que cuando hice Lilith. Desde entonces publiqué Fuimos los dos (2022), que también trata el amor, aunque de forma menos explícita. Y con Lo Que Me Pasa he ido todavía más hacia ese territorio, pero desde un personaje de ficción y con una mirada más amplia, no tan literal ni autobiográfica. En resumen: siento que he cambiado, pero sobre todo que sigo en ese proceso continuo de aprender a escribir, a escuchar y a contar historias de otras maneras.
Recientemente has publicado tu nuevo disco “Lo Que Me Pasa”, ¿desde cuándo llevas componiendo y escribiendo este nuevo trabajo?
María: Empecé a escribirlo casi sin darme cuenta, en un momento de mucha intensidad emocional. Algunas canciones nacieron muy rápido, casi como un reflejo, y otras fueron apareciendo a medida que iba ahondando en el tema del amor romántico. Fue como ir recogiendo pequeñas escenas que luego, juntas, daban la sensación de un relato. Podría decir que ha sido un proceso de un par de años más o menos.
¿Qué nos quieres transmitir? ¿Qué mensaje tiene el disco?
María: No diría que el disco tenga un “mensaje” en el sentido clásico. Para mí es más bien una exploración del amor romántico en todos sus extremos: la ilusión, el autoengaño, la fe absoluta, la fantasía, la parte delirante que todas hemos vivido alguna vez sin querer admitirlo. La inspiración de fondo fue la historia de Lídia de Cadaqués, una mujer convencida de que el hombre que amaba también estaba enamorado de ella, aunque no fuera así. Ese punto donde deseo e imaginación se mezclan es el eje del disco: la parte de la mente que interpreta señales, que se aferra, que inventa, que idealiza. También hay un guiño a esas figuras femeninas históricamente presentadas como “las que aman demasiado”: la amante, la obsesionada, la que espera.
Durante siglos se las ha ridiculizado o patologizado, cuando muchas veces están reaccionando a una educación sentimental desigual, llena de cuentos, mitos e ideales imposibles. Me interesaba mirarlas sin juicio, con empatía, y darles un espacio más complejo del habitual. Por otro lado, escribir estas canciones fue también una manera de ordenar emociones que iban por libre. En ese sentido, el disco habla de vulnerabilidad, pero no como algo débil, sino como un lugar desde el que se puede crear, comprender y, a veces, reírse de una misma. Si transmite algo, quizá es eso: que el amor romántico es un territorio lleno de fantasías, mitos y heridas antiguas, y que explorar ese terreno puede ser doloroso… pero también luminoso.
¿Cómo has aprovechado el flujo del relato íntimo y frontal en el que la vulnerabilidad se convierte en fuerza, a la hora de la composición?
María: Aunque la protagonista de las canciones no sea siempre yo, escribí desde un lugar muy cercano a mis contradicciones. No buscaba contar mi propia vida, sino usar partes de mis experiencias para dar cuerpo a un personaje emocionalmente extremo. Trabajar desde la ficción me permitió exagerar, jugar y explorar sin quedarme atrapada en algo autobiográfico.
¿Cómo ha sido ese trabajo de introspección que has llevado para este disco?
María: Curioso, porque no era una introspección sobre “lo que me pasó a mí”, sino sobre cómo sentimos cuando amamos desde la fantasía. Mirar esas dinámicas (la idealización, la espera, la obsesión suave) sí te obliga a revisarte, aunque no estés contando una historia propia.
Cómo feedback me han gustado: “Chico Bueno”, “Pienso en Ti”, “Te Amé”, “Quiero Controlar” y “Monte Perdido”…
María: ¡Qué bien! Es bonito ver qué canciones conectan con cada persona, porque cada una viene de un lugar emocional distinto.
Es un disco plagado de colaboraciones, Delafé, La Bien Querida, Bronquio, Paco Pecado, Laaza, Soleá Morente, Nieves Lázaro, Rosario La Tremendita e Idoipe ¿Cómo han surgido estas colaboraciones? ¿Y que aprendizaje te llevas de ellos?
María: Las colaboraciones salieron de forma muy natural. Algunas fueron casi accidentales (como Laaza, que vino al estudio acompañando a Paco Pecado) y otras las tenía muy claras desde el principio. Me encanta trabajar con gente que admiro y con la que me entiendo bien. Soleá y Nieves, por ejemplo, son amigas y tiene algo muy especial cantar juntas. Lo que me llevo es que compartir la música te saca de ti misma, te mueve el suelo de una manera muy bonita y te obliga a escuchar desde otro lugar.
Para próximos temas, ¿con quién o quiénes te gustaría colaborar?
María: La lista es infinita, pero alguien que tengo en el radar desde hace mucho es Ferran Palau (casi le propongo cantar en “Andan sueltas las fieras”). También me encantaría colaborar con Christina Rosenvinge. Y con cualquier productor o productora que me lleve a un terreno desconocido. Me gusta que las colaboraciones me descoloquen.
Entre tanta colaboración es un disco lleno de géneros sonoros ya que hasta incluyes el flamenco en una canción ¿Cómo ha sido viajar por todos estos estilos? ¿Y dónde te encuentras más cómoda?
María: Ha sido liberador. En este disco no había ninguna intención de encerrarme en un género, sino de dejar que cada canción pidiera su forma: bachata, rumba, samba, synth pop, flamenco, electrónica… No me siento especialmente “cómoda” en un estilo, sino en la mezcla, en ese espacio donde puedo jugar sin pensar demasiado. Ahí es donde me divierto y donde siento que las canciones respiran mejor.
Por tocar un poquito la parte creativa, ¿Cómo ha sido el diseño de la portada del disco? ¿Y qué tal llevas grabar los videoclips?
María: La portada es una foto mía de niña abrazando un poste. Quería mostrar ese momento previo a conocer el amor romántico, cuando todavía no sabes lo que es pero ya lo proyectas en actores de cine y en fantasías preadolescentes. Me parecía un buen espejo del delirio de Lídia: ese amor que se intuye antes de vivirlo, construido a partir de mitos y relatos. El poste está lleno de pinchos y, en una esquina, aparece un cupido que casi parece amenazante. La mirada de esa niña es un poco melancólica, como si no supiera todavía lo que viene después. Simboliza, de alguna forma, la pérdida de la inocencia.
En los videoclips no aparezco físicamente; estoy dibujada o representada de forma indirecta, porque la protagonista de las canciones no soy yo. Los vídeos de Hechizo, Lo que me pasa y El parque los hizo Néstor F., con un estilo precioso y muy sugerente. Te Amé lo dirigió Carlos Alonso, rodado en mi antiguo colegio, con un grupo de niñas bailando una coreografía de Berta Pascu, recreando mi infancia de manera simbólica.
En la producción están Joel Condal, Bronquio, Santiago Gonzalo, ¿Cómo ha sido trabajar con ellos? ¿Cómo has llevado tú personalmente el estar también en la producción de la mayoría de los temas?
María: Trabajar con Joel ha sido fundamental. Hay mucha confianza y entiende muy bien mis ideas, incluso cuando no sé explicarlas. Bronquio y Zabala aportaron matices muy distintos, y esa mezcla ayudó a que el disco fuera más libre. Producir yo misma fue un aprendizaje enorme; me obligó a tomar decisiones y a confiar más en mi intuición, sobre todo siendo la primera vez que hacía un disco con tanta electrónica y tantas colaboraciones.
Ahora llega una difícil, si tuvieras que identificarte con tres temas tuyos, ¿cuáles serían y por qué? Si lo tienes claro puede ser de toda tú discografía o bien centrarte en este último disco…
María: Del disco nuevo, quizá: “Lo que me pasa”, porque es la herida abierta. “Hechizo”, por esa mezcla de misticismo y entrega. “Monte perdido”, porque resume muy bien el imaginario que recorre el disco.
¿Qué nos estás preparando los directos? ¿Qué nos vamos a encontrar?
María: Vamos en formato trío: guitarra española (Isabelle Laudenbach), sampler y sintetizadores (Adrià Serarols) y yo con guitarra acústica y voz. La idea es respetar bastante la producción del disco.
Para finalizar María, ¿qué nos puedes adelantar de tus próximos proyectos?
María: Ahora mismo estoy centrada en presentar el disco y en los conciertos, pero también estoy escribiendo bastante. Me gustaría que 2025 fuera un año de transición creativa, de probar cosas nuevas sin prisa y sin expectativas.
<<Para finalizar la entrevista, desde «AfondarenlaCultura» damos las gracias a «María Rodés» por vuestro tiempo y dedicación y sobre todo disfrutar de este nuevo álbum «Lo Que Me Pasa» y estaremos atentos a esos próximos proyectos.>>
