<<Entrevistamos a Eloísa Martínez nos asegura que necesita escribir tanto como respirar. Crear historias y vivirlas a través de sus personajes le ayuda a conocer los sentimientos ajenos y también los propios. Escribir alegra su vida tanto como abrazar a los nietos, viajar o bailar flamenco. Con nueve años estrenó su primera obra en el colegio, para festejar el cumpleaños de la madre superiora. Después llegaron los relatos y los premios entre los que destaca el conseguido en el certamen Max Aub de relato corto, en Ciudad de Bilbao, modalidad relato erótico, y el más entrañable, un segundo premio a su narración “Mi hijo” en Silla (Valencia). Años después vio publicado un cuento infantil “Güika, mi amiga invisible”. Al publicar en el 2007 “No valgo para vender”, logró con miles de ejemplares vendidos, el reconocimiento a su tarea comercial y de preparadora de ventas. Sin acabar Filología Hispánica inició su andadura empresarial, y pese a sus múltiples ocupaciones laborales, supo compaginarla con su vocación de escritora hasta conseguir, una vez jubilada, publicar su primera novela, “Mujeres de hojalata”, convirtiendo en realidad su máxima aspiración personal, su meta deseada.>>
¿Quién es Eloísa Martínez para quién no conozca su pluma?
Eloísa Martínez: Soy una empresaria que lleva 45 años en el sector de la estética profesional, trabajando día a día. A través de mi tarea comercial recopilé conocimientos para escribir “No Valgo Para Vender”, un libro que, a pesar de llevar quince años en el mercado, mantiene su actualidad y sigue permitiéndome acercar mi manera de entender la
venta a miles de lectores. Eloísa mueve las manos al compás de sus palabras y sonríe al decir que es una mujer comunicativa que disfruta con su trabajo. Para ella la escritura es su alimento espiritual, lo que le permite encontrarse consigo misma y con las demás personas.
¿Y cómo lo compaginas con tu profesión de estética?
Eloísa Martínez: Lo compagino muy bien, –encoge los hombros— El trabajo es horario de mañana y a la escritura le dedico unas cuatro horas. Por ejemplo, ahora que estoy terminando la segunda novela, me siento frente al portátil a las ocho de la tarde y ahí sigo hasta las doce o la una de la madrugada. Durante el tiempo que dura la creación de una
obra, no me permito ver la televisión.
Cómo llegó ese primer libro de “No Valgo Para Vender”, ¿Entre otros libros de la colección?
Eloísa Martínez: Antes hubo muchos relatos, entre ellos algunos con premios interesantes. Como ya te he comentado, “No Valgo Para Vender” sigue tan activo como el día que se publicó o más si cabe. Me ha permitido llegar a muchos lectores y lo más gratificante para mí, a muchos alumnos, ya que desde su publicación no he parado de impartir
cursos con el libro como dossier, tanto presenciales como últimamente online. Después llegó el cuento infantil “Guika Mi Amiga Invisible” en el que puse todo mi cariño de madre y abuela y que dediqué a mi marido, por entonces recientemente fallecido. Este cuento me permitió impartir charlas en colegios a niños de 5º y 6º de primaria durante dos años. Te aseguro que fue una labor absolutamente gratificante para mí, hablaba con los niños de la importancia tan grande que tienen los amigos durante toda la vida, de los valores que cada persona debe preservar, pero reconozco que nunca hubo feeling entre la editorial y yo. Todo lo contrario que me sucedió con Ediciones Obelisco y ahora, con Editorial Avant y mis “Mujeres de hojalata”, todo han sido facilidades y ganas de colaborar –gira la cabeza hacia los lados y pierde la sonrisa.
¿Cómo es para ti ese contacto con las editoriales?
Eloísa Martínez: Pues muy normal. Si hay dudas, hablamos, cambiamos impresiones, les muestro mi disposición, etc. A veces hay más síes y otras, más noes, por parte de unos y otros, pero como los intereses son comunes, prevalece la cordialidad y los proyectos fluyen.
¿Cómo ha sido presentar a Carmen Cifuentes en “Mujeres de Hojalata”?
Eloísa Martínez: Pues mira, dice mientras muestra las palmas de las manos e inclina el cuerpo hacia delante, precisamente la semana pasada participé en la Biblioteca de Ceuta, en una charla de autor y entre otras cosas escuché que Carmen es demasiado ambiciosa, con un orgullo que le impide perdonar y muy vanidosa. También hubo personas
que la defendieron, -se le escapa a Eloísa una carcajada-. Me gusta mucho sentir que mis personajes tienen vida, que mueven a los lectores y les hacen sentir y reflexionar, enamorarse de unos y odiar a otros.
Carmen Cifuentes tiene mejor cartel entre los lectores masculinos, uno comentó que «Carmen le sacaba su lado más canalla» –de nuevo se ríe con ganas la autora–. Carmen es un personaje en plena evolución, y eso se percibe página a página en el transcurso de la novela, precisamente su evolución da sentido a la novela. Sin duda no es un personaje tan querido, como puede ser el de Esperanza la bisabuela, una mujer que rompe con su familia por amor, pero claro, Carmen tiene otra historia.
Su infancia discurre entre mujeres atormentadas, lloronas y perdedoras, al menos así las define ella, está convencida de que las odia porque se lo merecen, hasta que comienza a conocerlas en profundidad. Carmen se cree superior, opina que es dueña de su destino y que las otras se han dejado llevar por el devenir de los acontecimientos.
¿Qué ha significado para ti como autora crear la herencia escrita de la tía Alicia?
Eloísa Martínez: Esos folios, –resopla la autora–, fueron tomando vida al escuchar historias que me llegaban. ¿Sabes? Escuchar y observar son dos aliados imprescindibles si se quiere escribir, porque las historias existen, solo hay que captarlas y añadir la ficción necesaria para convertirlo en literatura. Muchas veces me han preguntado si es biográfica y respondo que no, que lleva mi esencia, claro, lo que opino de la vida, también. Ya me hubiera gustado triunfar como lo hace Carmen Cifuentes, disponer de amantes a mi antojo y viajar sin mirar la cartera, como es su caso. También querría la mejor suite del Palace, pero aún no ha llegado mi momento –se coloca el cabello con aire soñador.
Quizá todos podríamos esforzarnos más en crecer como personas, en evolucionar como Carmen lo hace en Mujeres de hojalata.
Eloísa Martínez: Carmen lee los manuscritos de su tía Alicia forzada por las circunstancias. Reconozco que Alicia es un personaje fascinante, aunque pueda pasar más desapercibido. Su historia de amor retrata su valía como persona. Además, me gusta porque es la más intelectual de la familia y su manera de comportarse o elegir se acerca más a mi forma de entender la vida. A Carmen le cuesta demasiado comprender que las otras mujeres de la familia no son borregos, sino personas con sus propias historia y decisiones, tal vez más acertadas que las suyas.
Personalmente lo que más me ha enganchado ha sido la historia de Alicia de cómo lo ha ido contando a través de esos folios.
Eloísa Martínez: Me alegro porque, como te digo, a veces puede pasar desapercibida, pero su papel en la novela tiene mucha importancia, es protagonista, y también lo tienen Milagros y su tremenda vivencia parisina. Angustias es la que sale peor parada. ¿Te has fijado en la importancia de los nombres? No los puse al azar, que va, cada uno tiene
su significado parejo al del personaje.
NO vamos a hacer spoiler, solo mencionar que lo ocurrido a Milagros en París, es un punto de inflexión en la novela, un giro que permite a Carmen conocer sus verdaderas raíces.
Eloísa Martínez: Claro, una acción, un acontecimiento trascendental nos lleva a otro y enriquece la trama. Mi opinión como lectora es que no se portaron bien con Angustias ocultándole su auténtica identidad, pero – encoge los hombros y sonríe– con ese nombre, le toca ser “la pupas” de la familia.
¿Por qué el título y por qué esta historia? ¿De alguna manera pretendes decirnos que los acontecimientos se repiten y es imprescindible curar el karma familiar?
Eloísa Martínez: Doy mucha importancia al título, es la carta de presentación. Tú sabes que la hojalata se deforma, se moldea, pero no se rompe, y así quería presentar a las Arrellano, mis Mujeres de hojalata. Respecto a tu segunda pregunta, estoy contigo en que los errores se repiten hasta que conseguimos eliminarlos de nuestra vida. Lo que tú llamas karma, podría ser nuestra experiencia vital, la genética que recibimos a través de los abuelos y de los padres; a mí me parece que no hay que renegar de ello, hay que superarlo en la medida de nuestras posibilidades, pero siempre desde el recuerdo y el respeto hacia los que nos precedieron y no supieron hacerlo de otra forma.
En la historia se analiza, a través de los personajes, de qué sirve el libre albedrío que les inculcaron, la inteligencia y voluntad si todo está escrito ¿Qué opinión tienes acerca de este tema?
Eloísa Martínez: La verdad es que me lo he preguntado muchas veces –suspira Eloísa— y ya lo mencioné en “Mi hijo”, libro basado en el gravísimo accidente de moto sufrido por mi hijo mayor y que ganó el segundo premio en el Certamen de narrativa de Silla (Valencia). Entiendo el libre albedrio como la libertad que poseo para mover las
fichas del juego que me ha tocado en suerte, pero el juego no lo decido yo. Me puede tocar nacer en palacio o chabola, en España o China, o sea, jugar al parchís o al ajedrez y en cada caso, las fichas son cosa mía.
“En los momentos más dolorosos la percepción de las personas aumenta y se reconocen las presencias invisibles que habitan junto a nosotros” ¿Piensas que esas presencias invisibles, las tenemos más cerca de lo que pensamos?
Eloísa Martínez: Así es. Pienso que el dolor afina la materia y, es más fácil conectar con otros mundos. El dolor es un sentimiento muy solitario, no se puede compartir. La alegría, sí, yo puedo sentir alegría porque a una amiga le toque la lotería, pero el dolor intenso, ese que te impide hasta respirar, que se cuela por cada poro de nuestro cuerpo, es
imposible compartirlo porque los demás no lo sienten. En esos momentos es cuando puede producirse lo que llamamos iluminación o revelación.
¿Con qué personaje te identificas de la historia y por qué?
Eloísa Martínez: Me identifico con todos, porque de alguna manera son todos hijitos míos. Admiro a la bisabuela Esperanza porque es luchadora, valiente, porque rompe con todo. Ella elige a Mauro y juntos se escapan a Madrid. Alicia, ya lo he comentado, me resulta más cercana y reconozco que las personas me ganan, en gran medida, por
su intelecto.
Cómo lectora ¿Cuáles son tus autores de referencia?
Eloísa Martínez: Los autores de referencia va dependiendo la época en la que te encuentras. Torrente Ballester fue un autor de referencia. También lo fue Ken Follett en otra y “Mercedes Salisachs”. Ahora, por ejemplo, me gustaría escribir como Khaled Hosseini, me apasiona su narrativa, leo embelesada sus obras. “Cometas en el Cielo” fue la primera suya que leí. Te atrapa desde la primera página. De lo último mencionaría a Elif Shafak y su “Arquitecto en el universo” y a Dolores Redondo.
¿Crees que la gente ha descubierto a las mujeres de hojalata?
Eloísa Martínez: Menos de lo que se merecen, pero más de lo que yo esperaba. Fíjate que paradoja, digo que es menos de los que se merecen porque tanto lectores como crítica han resaltado su calidad, fácil lectura y buena escritura. Por ejemplo, lectores de Cristina Campos “Pan de Limón con semillas de amapola”, me han comentado que son dos novelas con ciertas similitudes y que les gusta más Mujeres de hojalata y, sin embargo, ya ves la diferencia de trayectorias. Para todo se necesita conocer a las personas apropiadas, pero sigo creyendo en lo que he hecho y espero ir a más.
Por último, Eloísa, ¿Qué nos puedes avanzar de tus próximos proyectos?
Eloísa Martínez: No me gusta hablar de proyectos. La próxima novela está casi lista, le faltan los últimos retoques. Cuando sea una realidad, hablaremos, si te parece bien.
<<Para finalizar la entrevista, desde «AfondarEnLaCultura» damos las gracias a «Eloísa Martínez» por su tiempo y dedicación, también por su libro «Mujeres de Hojalata» y también estaremos atentos a sus próximos proyectos.>>