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Escuchar las canciones de Clarividencia es como encontrarse a un viejo amigo al que hace tiempo que no ves. Suena Soledad/Clarividencia (corte de apertura del elepé) y, de inmediato, una atmósfera cortante e inquietante te hace recordar que estás escuchando a Nudozurdo. No resulta fácil conseguir transmitir tu personalidad en unos pocos segundos de escucha. Pero es que el combo madrileño no hace prisioneros: cada compás da la sensación de ser importante, cada verso parece necesario.

Este disco se convierte por tanto, el primero en cinco años es una apisonadora sonora en la que conviven melodías cristalinas y texturas crepitantes; momentos expansivos y rincones íntimos en los que refugiarse.

Pero también, podemos encontrar en el álbum con Carta a Nina, demostrando que en lo que es calado emocional, casi nadie como Leo Mateos. Es lo que tiene hacer canciones de verdad, sin miedo a mostrarse, sin miedo a recurrir a una sinceridad desarbolante. Adiós al cinismo, hola a la honestidad. Siguen construyendo un camino que, ladrillo a ladrillo, conforma un corpus único. Son seis discos contando este Clarividencia, que se aúpa desde ya a la lista de obras clave en la carrera de Nudozurdo.

“Soledad” de Nudozurdo

Por otro lado, Elvira/Santuario combate encontramos una de las piezas más rabiosas del álbum. “Es la pureza en tu voz”, canta como una letenía Mateos frente a un muro de guitarras crujientes. Un tema por el que mataría la PJ Harvey de 1994. Así de buena es. Llega Bisontes albinos para seguir confirmando que estamos ante un grupo en continua búsqueda de nuevos territorios. Las fronteras están para romperse. Aquí flirtean con un ambiente kraut sin renunciar a una melodía adhesiva. En el punto justo entre accesibilidad y experimentación. Como si fueran equilibristas entre las Torres Gemelas, los miembros de Nudozurdo navegan entre aguas, saliendo solventes siempre. La preciosa y enigmática Lo que ocultan las arizónicas es una perfecta muestra.

Pero además, la producción, el propio grupo, que utilizó Estudio Uno como base de operaciones para gestar un regreso que, en realidad, da la sensación de que nunca se fueron. Con la inestimable ayuda, eso sí, de Paul Corkett. Sí, el mismo Corkett que ha trabajado con artistas como The Cure, Björk, Nick Cave y Placebo, por no abrumar con su currículum. La isla del diablo conjura pasado y presente para convertirse en una de las piezas más melancólicas de un conjunto pensado para escucharse de principio a fin. Como un viaje que realiza paradas sentimentales como la luminosa CrevillenteLa industria del sueño o Angelsgenetics, primer adelanto del disco.

Finalmente, cuando llega el violonchelo de Cripto Mundi no cabe más que rendirse: estamos ante algo especial, contracultural en su esencia y radicalmente contemporáneo en la forma. Añadiendo detalles en cada canción y contribuyendo a un todo que presenta candidatura a disco del año.

<<Desde «AfondarenlaCultura» invitamos a «Nudozurdo» a que se pasen por la ventana de Afondar, para hacerles una entrevista más personal y que nos cuenten cómo ha sido la experiencia de publicar este nuevo álbum «Clarividencia» y que nos cuenten más sobre sus próximos proyectos.>>

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